Vivimos de mapas de constelaciones en espaldas de terciopelo. De labios color magenta, que donde van dejan una huella dolorosa.
Vivimos de heridas y cicatrices, de lo sientos y olvidos no olvidados.
Luchamos contra monstruos de sueños angostos donde solo una salida nos permite escapar. Donde la realidad supera a la ficción y se hacen realidad los sueños de las personas ya que, al fin y al cabo, los sueños, sueños son, y no por ello van a dejar de cumplirse.
Vivimos de personas, buenas o malas, inteligentes o ignorantes, y de lo que esas personas nos aporten y transmitan. Vivimos de cada libro, de cada hoja, de cada verso que inunde con su tinta el libro de nuestra imaginación. Vivimos haciendo ruido, gritando en el silencio de una habitación fría, o callando en el más ensordecedor concierto.
Sabemos que estamos vivos cuando notamos los pelos de punta tras una melodía inolvidable, tras una caricia en el cuello, tras un abrazo de ánimo que nos da las fuerzas para llorar y sacarlo todo. Vivimos viviendo, valga la redundancia, conociendo y expresando, cayendo y levantándonos, sufriendo y dañando, disfrutando y haciendo disfrutar.
Queremos oír la marea al subir echados en la arena mirando las estrellas, esperando que ellas de alguna forma también nos estén mirando a nosotros.
Cambiando los surcos de lágrimas en tu cara por sonrisas con surcos a los lados que provoquen lágrimas en la mía.
Cambiando el final de la pesadilla, abriendo un camino por la izquierda y subiendo a la Luna por un arco iris.
Vivimos sin saber que hacemos y sin intentar entender la mitad de las cosas, pero, al fin y al cabo, la vida es un camino de ida, no tiene sentido perder el tiempo mirando un manual de instrucciones.
Vivimos sin saber que hacemos y sin intentar entender la mitad de las cosas, pero, al fin y al cabo, la vida es un camino de ida, no tiene sentido perder el tiempo mirando un manual de instrucciones.
Lucha, sé feliz, y vive, vive como nunca nadie te ha dicho que tienes que hacerlo, como solo tú sabes que quieres vivir.
Manu.
