viernes, 22 de noviembre de 2013

Rápido.

Rápido. Sencillo. Como un grito, como una lágrima.
Como una sonrisa en el parque, como un roce de manos.
Nuevo, fresco, como otra primavera, como otra historia, como un nuevo comienzo.
Alzándose de sus cenizas como un Fénix, como un perro peleando por su hueso.
Sin tiempo para mirar atrás poco importa el camino, o el caminante, o las piedras.
Poco importan los silencios o las pausas, las palabras no dichas o las dichas.
Solo la melancolía te acompaña en la soledad de tu cuarto, sin fingir, puro drama.
Andando como un desconocido por tu propio mundo, como ausente, como un intenté pero no pude.
Como un pude pero no quise.
Quizás sea un pasado que pisa y pesa pero no pasa, o un futuro que parece que nunca va allegar. Quizás la duda me mate antes de ver la luz en tus ojos, esos ojos que tantas veces me han desnudado y ahora me envuelven el frío de Siberia.
Si ya hablo de mí en tercera persona, contando mi historia, sin vivir mi vida. Solo quiero encontrar el botón de reintentar que me haga volver a ser un niño, a tener sueños, a reconciliarme con dios. Es una putada que lo único que se pueda hacer en esta vida es ponerla a fuego lento, y que aún quemándote, sea peor el remedio que la enfermedad.
Quiero invernar en tu cuerpo , tu espalda como escudo, tu sonrisa como cima. Déjame sangrar a besos en tu habitación y decirle a la Luna que jamás encontré una loba tan bonita.
Te prometería el cielo pero tengo vértigo, miedo, de quedarme en el intento.
Por ahora sigo aquí, o eso dicen. Ni me encuentro ni me busco. Ni me quiero ni me siento.
Ni te olvido ni lo quiero.


Manu.