martes, 22 de enero de 2013

Por ella.

Sus ojos no se apartaban de los míos, esos ojos marrones claros con pequeñas motas un poco más oscuras, que brillan, que brillan como una mañana soleada, que te aportan la calidez de su cuerpo sin rozarte.
Mis ojeras no son capaces de seguirla el ritmo, no estoy a la altura, la verdad, nunca lo he estado.
Me levanto y sin perder un momento la abrazo y la doy un beso tierno en los labios, deseando que no se acabe nunca, como con todos los anteriores.
La vida es dura, pero teniéndola a ella, aunque parezca que todo va mal, siempre tengo que levantarme, tengo que luchar.
No por mí, sino por ella, porque se merece todo lo que haga en esta vida.

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